04 agosto, 2013

¿Vale la pena?

¿Vale la pena?
Recostado, con el dolor clavado en mi pierna, este pensamiento invade mi mente y se va incrementando.
¿Vale la pena este dolor? ¿Vale la pena, sufrir todo un mes, por unos cuantos días de diversión y locura?
¿Vale la pena ir acabando poco a poco con tu vida, solo por el placer momentáneo?
Después de noches y noches de dolor y pensamientos, por fin he llegado a una sola y absoluta conclusión: vale toda la maldita y jodida pena, porque, a pesar del dolor físico, esos días de alegría y diversión, son parte fundamental de lo que, en mi caso, llamo felicidad.

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